jueves, 27 de mayo de 2010

Felinotes

Es bastante probable que alguna vez te hayas cruzado con una mula. Este animal híbrido y estéril es el fruto de la cruza entre una yegua y el burro (o asno). Algo menos frecuente es el llamado burdégano, que es el resultado del cruce entre un caballo y una burra. Este tipo de cruzas son bastante frecuentes, y suelen darse de forma natural, ya que ambas razas comparten el territorio y a menudo hasta conviven en el mismo corral. En la naturaleza existe la posibilidad de que se produzcan cruzas similares entre otras especies, pero que por motivos de distinta índole sólo se dan muy de vez en cuando. El ligre, un felino que resulta de la cruza entre un león y una tigresa, es uno de ellos. Su nombre científico es Panthera tigris × Panthera leo, denominación que refleja su origen combinado.

Parecido a Garfield, pero con 500 kilogramos de peso.

Los ligres son unos felinos imponentes. Animales que resultan prácticamente inexistentes en forma natural -es altamente improbable que te cruces con uno de ellos en medio de la estepa africana- pero que suelen nacer en los zoológicos o como resultado de cruzas hechas con ese propósito. La razón de su escasez en la naturaleza tiene que ver con su distribución geográfica y con los hábitos de cada raza. En efecto, los leones -animales de hábitos diurnos y que prefieren terrenos abiertos- viven mayormente en Africa, mientras que los tigres son naturales de Asia y prefieren cazar de noche en los bosques. Esto hace que resulte casi imposible que se crucen de forma espontánea. Si bien en la antigüedad se sabe que coexistieron en Persia, China y probablemente en Beringia, en la actualidad hay un solo sitio en el mundo en el que pueden encontrarse ambas especies: el bosque de Gir, en India.

Debido a un problema genético, crecen durante toda su vida.

Físicamente, el ligre parece un león gigante con difusas rayas de tigre rodeando su cuerpo. Si son machos, desarrollan una melena muy parecida a la de los leones. Se trata de un felino que puede medir hasta cuatro metros de largo y pesar unos 500 kilogramos, lo que los convierte en algo aterrador. El motivo de semejante tamaño es un problema genético fruto de la cruza: el gen que se encarga de limitar el crecimiento se transmite por vía materna en los leones y por vía paterna en los tigres. Al ser el ligre el resultado de la unión de dos animales que carecen de este gen, crece durante toda su vida. Tantos las patas como la cola crecen menos que el cuerpo o la cabeza, lo que suele ocasionar -en ligres viejos- problemas para desplazarse, ya que sus extremidades son incapaces de sostener el peso del cuerpo.

Si son machos, desarrollan una melena muy parecida a la de los leones.

Al igual que ocurre con los burdéganos, la cruza entre un tigre y leona también es posible. El resultado -conocido como tigón-es bastante menos espectacular. Se trata de animales pequeños y estilizados, con extremidades largas que le dan un aspecto casi cómico. Esta falta de porte hace que los tigones sean mucho menos numerosos que los ligres, ya que no son atractivos para circos o zoológicos. Desde el punto de vista reproductivo, los ligres machos que se conocen siempre han resultado estériles. Sin embargo, las hembras suelen resultar fértiles, y pueden tener descendencia con un león -unión de la que nace un le-ligre- o con un tigre, dando lugar al nacimiento de un ti-ligre.

No hay nada de “artificial” en estas cruzas. No hace falta ni un laboratorio ni técnicas de fecundación “in vitro”. Simplemente, hay que poner juntos a los animales adecuados y dejar que la naturaleza siga su curso. ¿Es ético criar animales como el ligre o el tigón? Bien, su origen no es muy diferente a criar una mula o un burdégano, por lo que su existencia no despierta grandes polémicas, aunque algunos creen que no deberían criarse para vivir condenados al cautiverio. Como sea, se trata de animales impactantes. ¿No crees?

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