viernes, 8 de julio de 2011

Nuestro mundo feliz

Bien alimentado y bien entretenido nuestro ciudadano actual es en pocas palabras un nudo tecnológico con conexiones a todo el mundo y sin embardo sin conexiones interiores, cuando no trabaja estudia, cuando no estudia se divierte, cuando se divierte socializa y cuando socializa esta haciendo un trabajo colectivo, asi nuestro hombre actual hace todo lo que tiene que hacer, estudiar, trabajar, ir a la iglesia, tomarse un par de cervezas y descansar; su vida es una rutina tan bien integrada que cree que es una idea suya, sin ideales firmes se esfuerza por experimentar, acumular historias, se enorgullece de decir: "eso ya lo hice", convencido de que vivir es experimentar, atreverse significa hacer algo nuevo, protegerse de lo viejo, lo conocido, lo que ya se vivió no tiene valor para él.

Es claro que lo nuevo es bueno, que experimentar es parte de vivir y que atarse al pasado es un síntoma nostalgico; de lo que aquí hablamos no es de la alegría de lo nuevo inherente a cualquier hombre libre, sino del discurso de lo nuevo, de las experiencias con un valor propio, de un discurso que se plantea desde una actitud defensiva hacia la vida: "hace falta ser tonto para volver a pasar por lo mismo" es el razonamiento mas común y el mas ingenuo también; compensa su hastío y aburrimiento "haciendo" cosas, una y otra vez tiene algo que hacer, hay algún lugar a donde ir o alguien a quien ver y cuando sus actividades se acaban, duerme, y como lo hace cualquier persona con preocupaciones, su sueño no le procura descanso, fuerte o débil, su sueño es ligero cuando no lo hace descansar con una sonrisa, con un cuerpo vivo y sano; nuestro ciudadano es un malestar envuelto en un aura de alegría; emprendedor, fuerte, sensible e impersonal, nuestro ciudadano es en pocas palabras un consumidor.