martes, 10 de septiembre de 2013

Asi, como una ruleta que tiende a no girar

Tampoco es que vivir sea precisamente seguro. Cualquiera que se haya sentado a corretear su ardilla para así encontrar el para qué estamos aquí, termina invariablemente respondiendo: "en algún momento,  en algún lugar, todo esto tuvo que haber empezado"

Así, con una declaración tan ambigua, que raya en lo absurdo, llega uno a la conclusión de que la pregunta es tan ambiciosa que ofende más que la respuesta en si.

Pero vamos, que toda pregunta que se jacte de interesante llega a ese mismo punto: redunda sobre si misma hasta caer justo donde empezó.

Hablemos por ejemplo de la felicidad. Se pregunta uno por ejemplo qué es la felicidad. ¿Conocemos a alguien feliz? ¿Es realmente feliz esa persona? Y así caemos al punto ¿qué es la felicidad?
Pero vamos, que podemos esforzarnos más: ¿puede el hombre ser feliz? Y en caso de que pueda ¿es deseable que lo sea? En caso de que pueda y sea deseable ¿cómo lo logramos? ¿cómo, si nosotros no somos felices en plenitud y en algunos casos ni cerca de serlo, podríamos lograr que alguien sea feliz? En ese caso ¿es la felicidad una forma de ser o un estadío, una característica en potencia del ser humano? ¿Puede un animal ser feliz? ¿Puede serlo de la misma manera en que lo es una persona? ¿Es su felicidad compatible con la nuestra? Es que me gustaría saber si ser feliz es algo que viene el paquete cuando uno nace y vaya, si no es mucho pedir enterarme de qué se trata eso, o por lo menos qué es.

Si hemos de ser quisquillosos con esto de las preguntas y sus respectivas volteretas que llamamos respuestas nos damos cuenta muy rápido que es como tirar un objeto por un hoyo de gusano qué desemboca justo donde lo dejamos caer por primera vez. Como una ruleta que dispara y al mismo tiempo se niega a girar.