Dicen que algo aparece siempre que algo nos sucede, que algo nos da la excusa para sentir y que vivir sabiamente es en realidad ser magos de lo que nos pasa: hacer aparecer por voluntad propia a pesar de lo que aparezca.
En todo caso es posible que en algún momento nada deba aparecer o sea mejor que nada aparezca, como ser un mago para hacer que las emociones dejen de aparecer, un limbo de palabras útiles para poder distinguir entre lo falaz, lo duradero, lo eterno, lo inmutable, lo indistinguible.
Es la vida la escuela involuntaria, el espacio de voluntades que chocan o armonizan y que sigue creciendo en voluntades según seamos capaces de ver en serio las voluntades ajenas, no es la vida ese "algo" allá afuera que sabe que hacer, es la vida ese "nosotros" que buscamos resolvernos a nosotros mismos, con los demás.
