viernes, 13 de noviembre de 2009

...El arbol

De vez en cuando -decía- el árbol sigue creciendo, buscando el sol, pero se enterca en crecer hacia donde se le da la gana, como el higo, sus ramas crecen hacia cualquier lugar y mas de una vez se enredan en alambres o chocan contra la pared, ese árbol es necio y altivo, cree que debe crecer como quiera y que ademas nadie le debe estorbar, es claro que no le importa si él estorba, "pero, para qué los demás se meten en mi camino" dice el higo.

Algunos arboles, como el pino, crecen rectos, crecen alto, bien alto, pero nadie juega en un pino, son muy rectos, no se comen sus frutos y sus ramas son delgadas, son arboles grandotes e imponentes pero a parte de unas hojas delgadas y frutos duros nada más se puede obtener de ellos.

Muchos otros arboles existen, los bonitos y débiles, los de corteza áspera, los que se mueven con el viento, los que lloran. Todos crecen en la tierra, se alimentan de ella, dan frutos con semilla y así crecen otros arboles, la tierra da la vida a todos los arboles, cuando mueren una vez mas la tierra los abraza, los rompe, los deshace, los hace polvo que sirve para que otros arboles crezcan.

-Entonces ¿las personas son como los arboles?
-No, los arboles no cambian, nacen para algo, un higo no da granadas ni un pino regala mangos, tu como a cada quien que le importe se beneficiara de su historia, los arboles no tienen historia o futuro, ellos crecen como saben crecer.
-Pero dijiste que somo como los arboles.
-Como ellos, no que eras ellos.

Todos estos recuerdos llegaban al niño; llegaban como esa lluvia ligera pero constante que moja a uno sin que se de cuenta, cada recuerdo lo alentaba a recordar los buenos momentos, pero cada vez al café y las cobijas le recordaban que el calor del anciano ya no estaba.
Frente a él el fuego se revolvia en si mismo, brincaba y esto le daba la impresión al niño de que nada dura siempre de la misma manera. El dolor siempre incesante era como el fuego y cada recuerdo era esa leña dura y al mismo débil que frente al fuego cede con facilidad, recuerdos que se agotaban con el mismo dolor, pero en ese momento no parecia disminuir el dolor, tampoco la leña.
Se desesperó de sentir, de repente el calor del fuego era molesto y las cobijas pesaban más de lo que podía soportar, aventó la taza de café al fuego y salió corriendo de la casa, olvidó ponerse los zapatos y afuera hacia mucho frío pero esto no le importó, solo quería correr, la lluvia de recuerdos fue muy sutil y ahora se daba cuenta de eso, ya eran muchos recuerdos, quería irse, irse muy lejos y sobre el camino seguía corriendo. Se detuvo frente a una casa que en realidad era un cuarto pequeño y deshecho por el tiempo y se dio cuenta de que su cabeza le había jugado una mala pasada. Estaba cansado de correr pero la escena en que se encontraba lo hacia pensar que por esta vez...
continuara

1 comentarios:

Anónimo dijo...

yo tengo una razon mas , para mantener el buen cebo repele piojos no??? ji jiji weno hay nos vemos estare dejando mas razones proximamete...
atte la rubiecita (nancy)