El evento fue observado y grabado en vídeo por numerosos testigos. Sin embargo, ninguna de las Agencias Espaciales del mundo había detectado su proximidad. Esto significa que, hoy por hoy, estamos completamente desamparados frente a un impacto de estas características. Está claro que no disponemos de ningún plan concreto para desviar o destruir este tipo de bólido, pero lo grave es que ni siquiera somos capaces de verlos venir. Afortunadamente, esta vez no hubo efectos a nivel de la superficie del planeta, ya que el asteroide tuvo la buena voluntad de explotar a 20 kilómetros de altura, al expandirse los gases atrapados en su interior con el calor producido por el rozamiento con la atmósfera. Pero no siempre vamos a tener tanta suerte.
De hecho, los astrónomos Peter Brown y Elizabeth Silber, de la Universidad de Western Ontario, en Canadá, han sido capaces de calcular la magnitud de la detonación a partir de las ondas infrasónicas que produjo. Estas ondas recorrieron el mundo y fueron registradas por la red internacional de instrumentos que detecta las explosiones nucleares. Las estadísticas dicen que un pedrusco de este tamaño roza la Tierra una vez cada 5 o 10 años.
De hecho, los astrónomos Peter Brown y Elizabeth Silber, de la Universidad de Western Ontario, en Canadá, han sido capaces de calcular la magnitud de la detonación a partir de las ondas infrasónicas que produjo. Estas ondas recorrieron el mundo y fueron registradas por la red internacional de instrumentos que detecta las explosiones nucleares. Las estadísticas dicen que un pedrusco de este tamaño roza la Tierra una vez cada 5 o 10 años.
Cuando leiste el titulo de la entrada te imaginaste algo diferente no es cierto??
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